Dos velas para el diablo de Laura Gallego García

Hoy día, ya nadie cree en los ángeles.

Sin embargo, hay gente que sí cree en los demonios.

Pero los ángeles existen y han existido siempre.

¿Que cómo lo sé? Porque mi padre era uno de ellos.

El problema es que, cuando los ángeles te dan la espalda,

¿en quién puedes confiar?

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La historia ya empieza con una gran tragedia. Cat, nuestra protagonista, pierde a su padre cuando unos demonios le matan, y es que su padre es un ángel, pero aunque la guerra entre ángeles y demonios sea eterna ella no logra entender porque han matado a su padre cuando hace siglos dejó de involucrarse en la guerra, cuando ni si quiera es poderoso, no es un arcángel, su padre solo era un pobre ángel solitario que intentaba encontrar a Dios, pero los demonios son malos y crueles, a ellos solo les bastaría con que fuera un ángel para matarlo salvajemente y sin miramientos, y aún así Cat no acepta su muerte, para ella no tiene sentido, y se jura así misma averiguar quién y porqué mató a su padre y vengarlo.

Pero ella ahora se ha quedado huérfana, con dieciséis años está sola en el mundo, pero recuerda a una persona que conoció de pequeña en uno de los muchos viajes que hacía con su padre: Jotapé, un cura que vive en Valencia y que seguro la ayudará.

Luego, después de encontrarse con Jotapé, recuerda que una vez, en un viaje que hizo a Madrid con su padre, conoció a un ángel que trabajaba en una librería, y se decide a ir a buscarlo, puede que él la ayude a encontrar al asesino de su padre, y no estaría nada mal tener la protección de un ángel, sobretodo cuando te han atacado con una espada como la que tenía su padre y que ahora es suya, lo que Cat no recuerda es quién la intentó matar... ¿un ángel o un demonio?

Cuando va a visitar al ángel que era amigo de su padre él rechaza ayudarla, ella solo es una humana que nada tiene que hacer en la guerra entre ángeles y demonios, e incluso cuanto más se aleje de ellos mejor para su seguridad. Lo que él no entiende es que ella ya no está a salvo... Y Cat no va a renunciar a su misión fácilmente, si los ángeles no pueden ayudarla, tal vez los demonios si que puedan... ahí es cuando conoce a Ángelo.

El demonio sonríe y acepta mi desconfianza con naturalidad. Supongo que, si eres un demonio, estarás acostumbrado a que la gente no se fíe de ti. Sobre todo porque los ángeles ya se han encargado de repetir esa máxima a todas las generaciones humanas, a lo largo de los siglos: nunca, jamás, pase lo que pase, confíes en un demonio.

No esperaba mucho de este libro, al menos no mucho más que una historia entretenida, y me ha sorprendido muchísimo porque me ha encantado, la historia que guarda entre sus páginas es, como poco, fascinante.

Yo pensaba que encontraría una historia de amor pero, chasco para mí, eso es lo que menos vas a encontrar en este libro, lo que si que hay es muchos misterios y enigmas que resolver acompañados por una trama que te engancha y te absorbe además de una gran historia que lo único que hará es que quieras saber más y más y más. Porque con esta historia conocerás todo sobre los ángeles y los demonios, sobre su lucha sin descanso, sobre el principio del mundo, de los tiempos y de la humanidad.

Esta historia me ha enamorado y no puedo decir nada malo de ella, es perfecta además de muy realista (dentro del género de ficción sobrenatural). Me ha fascinado la manera en que ha retratado tanto a los ángeles como a los demonios. Aquí no hay demonios buenos ni diferentes ni son capaces de amar ni nada de eso, los demonios son malos y los ángeles son buenos, blanco y negro, aunque eso no quiera decir que los ángeles no puedan hacer cosas malas, que las hacen y las harán si creen que con ellas ayudan a un bien mayor, pero la manera más eficaz de diferenciar a un ángel de un demonio es que un ángel jamás podrá ser cruel, ni cuando hace “el mal”, y un demonio jamás podrá sentir compasión por nada ni nadie. Son polos totalmente opuestos: vida y muerte, luz y oscuridad, bien y mal... Por eso me ha gustado tantísimo, por su crudo realismo, que a veces viene muy bien para cambiar un poco de tópicos.

Si tuviera que resaltar algo negativo, y siendo muy quisquillosa, diría que a veces Cat te habla directamente, a ti como lector, y odio cuando hacen eso, aunque es más una manía que un fallo, pero bueno... Y también, debo decir, que he echado de menos un poco más de relación entre Ángelo y Cat, pero entiendo que según el retrato que Laura Gallego le da a los demonios ese romance era totalmente imposible. También Cat a veces tiene sus momentos tontos típicos de una chica de dieciséis años pero se le perdonan.

También debo confesar que durante los primeros capítulos la historia me gustaba pero poco más, y según va avanzando cada vez me gustaba más, al principio un poco más lento pero sobretodo en un momento del libro (creo que poco antes de la mitad) pasa algo que da un cambio radical a todo y a partir de ahí ya si que es un no parar, porque no puedes dejarlo, necesitas saber más. Es de esos momentos en los que quieres leer más rápido para enterarte de lo que pasa porque quieres saberlo todo pero a la vez quieres ir despacio e intentar alargarlo todo lo que puedas porque te gusta tanto que no quieres que termine, ¿alguna vez os ha pasado? Pues eso he sentido sobretodo a partir de la mitad del libro. Y el final... no diré nada, sólo que me hizo llorar... ♥

No sé si alguna vez habéis visto llorar a un ángel. Si no es así, es un experiencia que no os recomiendo. Las lágrimas de un ángel son mucho más perturbadoras que la risa de un demonio.

Si te gustan las historias sobre ángeles y demonios no leer este libro debe ser un pecado.

Sin duda, Dos velas para el diablo se ha colado en mi lista de favoritos J

PUNTUACIÓN: 4

- ¿Y donde estaba Dios entonces? – pregunto.

- Donde está ahora, donde ha estado siempre.

- ¿En el cielo?

Sus labios resecos se curvan en una sonrisa.

- En todas partes. En la vida misma. En el mundo. En todos nosotros.