Frases 7. El Tributo

Capítulo 1 - Páginas 21 y 22

- ¿Sabes a lo que me recuerda el Sol? – Prosiguió Kaye.

Tan solo quedaba una pequeña línea roja en el punto donde el mar y el cielo se encontraban.

- No, ¿a qué te recuerda? – Se interesó Janet, al tiempo que le pasaba a su amiga el brillo de labios.

- Parece que fuera sangre derramada sobre el agua.

- ¡Pero qué cosas dices!

- Y la luna está observando. Observa como muere el Sol. – Kaye soltó una carcajada y empezó a dar vueltas de nuevo.

- ¿Por qué siempre te inventas cosas así? Eso es lo que yo llamo ser excéntrica. – Janet hablaba en voz alta pero Kaye apenas podía oírla a causa del viento y de su propia risa.

- Vamos, Kaye. ¿Te acuerdas de aquellas hadas sobre las que contabas historias? ¿Cómo se llamaban...?

- ¿Cuál de ellas? ¿Spike o Gristle?

- Exacto. ¡Te las inventabas! Siempre andas inventándote cosas.

Kaye dejó de girar, ladeó la cabeza y se metió los pulgares en los bolsillos.

- Nunca lo he negado.

Capítulo 3 - Página 56

*Es una canción que canta un hada mientras juega con un muñeco*

Aunque me imagine que es de carne y hueso,

Me voy a entristecer cuando lo desnude.

Un suave torso de plástico no compensa el resto;

Hasta un muñeco ha de hacer que una muñeca suspire.

Un chico de plástica no es un juguete de verdad.

Toda muchacha tiene una perlita.

No importa que no puedas encontrarla.

¡Él ni si quiera encuentra su cosita!

Capítulo 3 - Página 74

Kaye rebuscó en los bolsillos de sus vaqueros hasta encontrar cerillas, y encendió un cigarrillo. Dio una calada profunda, se echó hacia atrás y expulsó el humo, dejando que se alejara y formara remolinos. Levantó una mano perezosamente para cambiar la forma de las volutas. Al tocarlas, se movieron de inmediato, y Kaye vio cómo se convertían en figuras danzarinas. No, en realidad no estaban bailando, estaban combatiendo. Eran espadachines que se batían en duelo entre el humo ascendente.