Baile de luciérnagas de Elena Castillo

Alexandra Meynel o Alex, como ella prefiere que la llamen, acaba de llegar al internado de Macclesfield tras haber sobrevivido al accidente que se llevó a sus padres.
En un ambiente en el que no termina de encajar y sin ganas de seguir adelante, encontrará en Albert el inicio de una razón para vivir. Pero la alegría terminará pronto, y Alex descubrirá que el internado y Albert esconden un secreto que puede acabar definitivamente con sus ganas de vivir. De la mano de Mel y Shannon, dos compañeras de lo más peculiar, descubrirá los secretos de Macclesfield y de Albert, secretos que la arrastrarán por amor más allá de la muerte.

Aún me dolía el costado, pero me gustaba sentir aquel dolor porque era real. Sin embargo, que mis padres ya no estuvieran vivos era irreal para mí, que solo yo sobreviviera en el accidente también lo era; y por descontado, mi vida ahora eran días que se sucedían ajenos a mi consciencia.

La historia de Alex desde un comienzo será dura, porque todo empieza con su ingreso en el internado tras haberse quedado huérfana en un accidente de coche. Ella estuvo en coma, a punto de morir también, pero consiguió salvarse, aunque su vitalidad y sus ganas de vivir se fueron junto a sus padres.

Miré a mi alrededor y me sentí extraña, sola y con ganas de llorar, pero no era capaz de producir ni una sola lágrima. Me levanté y descorrí las cortinas para ver la lluvia, mis gotas de lluvia, mis lágrimas.

Al principio todo será muy difícil para ella. Tendrá que integrarse entre sus compañeros, adaptarse a su nueva vida, y superar su apatía y su tristeza. Contará con la ayuda de dos amigas, las dos chicas que serán más cercanas para ella: Mel y Shannon, quienes serán los personajes secundarios más importantes. Mel es dulce, hermosa y carismática, Shannon es más arisca y un poco borde, también muy guapa. Ambas son dos bellezones de infarto, y en comparación nuestra prota es un patito feo (típico XD). La verdad es que no son personajes que me hayan caído muy bien, las he notado muy superficiales, no tienen importancia, pero tampoco las odias o molestan, simplemente están ahí... Otros personajes secundarios fugaces son la directora Harper, una anciana adorable, Duncan, el compañero de baile de Alex, y Nelly, con quien tendrá alguna que otra conversación interesante.

Me gustaban las actividades en solitario como navegar por la red hasta enrojecer los ojos, correr hasta fibrilar el corazón, escuchar repetidas veces mis canciones favoritas o leer una y otra vez el mismo libro. No necesitaba compañía para hacer nada de eso.

Alex será la protagonista indiscutible del libro, el centro de toda la historia. El gran personaje importante y a quien conoceremos de verdad, profundamente. Sus sentimientos, sus emociones, sus pensamientos. Su dolor, cómo va recuperándose... Es una chica interesante, me ha gustado mucho y creo que tiene una personalidad lo suficientemente fuerte como para no necesitar que los personajes secundarios deslumbren, puede hacerlo sola. No es la típica adolescente, y menos mal tampoco es la típica niña pija, mimada y malcriada.

Y luego está el otro gran personaje de la historia: Albert. Con quien Alex vivirá una extraña y bonita, también muy complicada, historia de amor. La única pega que podría poner es que es el típico enamoramiento adolescente, ella se vuelve loca por él, Albert se convierte en su alegría, en sus ganas de vivir, en su gran amor... Pero claro, este es un libro juvenil, es una novela muy juvenil, y también entiendo un poco a Alex, por qué se vuelve tan loca y dependiente de él, porque a parte de ser una adolescente también necesita algo que la active, que resucite su vitalidad, que sea más fuerte e intenso que su dolor, y Albert la da eso, se convierte en eso para ella...

Sabía que tenía una sonrisa en mi cara y no había dolor físico en mi cuerpo. Mi corazón latía haciendo circular la sangre por mis venas, llevando moléculas de oxígeno a cada célula de mi cuerpo. Sentía vida dentro de mí.
¡Vida! No cabía duda. Quería vivir y quería hacerlo para poder sentir la felicidad que me hacía estar enamorada de Albert. Si, estaba enamorada hasta el tuétano. Sentía vida, sentía amor.

Y otra pega que podría hacer es que no he visto a Albert tan enamorado, tan sentimental, tan receptivo a ese amor, como a ella, él es más distante en ese sentido, cuesta ver ese amor por parte de él... Pero me ha encantado el gran misterio que envuelve a Albert, por qué él no es un chico normal y corriente. Es atractivamente misterioso. ¿Quién es Albert? y lo más importante... ¿Qué es Albert? Son preguntas que me hice hasta casi la mitad del libro cuando por fin descubrimos la verdad sobre él, aunque eso nos dará más preguntas y misterios que resolver en torno a él y, ahora también, sobre Alex.

Y por último quiero comentar el final. Me ha gustado mucho y aunque algunas cosas eran previsibles otras han llegado a sorprenderme. Y sí, me repito, me ha gustado mucho el final y el epílogo también, que da pie a una posible segunda parte que puede ser interesante.

Así que... en conclusión... si buscas una buena novela muy juvenil con la que disfrutar, vivir una historia de amor intensa y complicada, y resolver un misterio sobrenatural... Este es el libro que estás buscando :)

Lo mejor: La protagonista.
Lo peor: Los personajes secundarios, poco profundos, muy superficiales.

PUNTUACIÓN: 4

Por último quiero dejaros dos párrafos que también me gustaron mucho. Los pongo a parte porque AVISO pueden contener spoilers::

Conocer a Albert me había devuelto a la vida, gracias a él volvía a respirar de verdad. Quería respirar. Cada vez que lo veía me sentía misteriosamente mejor, me había sanado por dentro y por fuera. La cicatriz del costado, mi alma, mi corazón latía por él. Cuando creía que pasaría el resto de mi vida dejándome arrastrar, él había impulsado mis pies escalera arriba. Él me amarraba a la vida, como la noche que me salvó a través de la ventana de una caída mortal. Él me daba la vida aunque estuviera... (...)

No percibía latidos pero el cosquilleo eléctrico ascendía por mi brazo. Sabía que tenía razón, reconocía que si me dejaba arrastrar por la muerte nadie me aseguraba que me iría a su lado. Podría perderme en un cielo oscuro que se asemejara más a las tinieblas que al paraíso. Aunque seguir atada a la vida, alejada de él, con un corazón latiendo por simple inercia, también se me figuraba tirarme de cabeza al infierno.