- Solo quiero la verdad. – me limité a responder.
- La verdad es muy simple, en realidad. ¡Te quiero! Pero
las cosas no son tan fáciles.
- ¿Por qué? – pregunté incapaz de asimilar nada más que
sus palabras, podría haber caído una bomba en el dormitorio y yo seguiría
centrada en las dos palabras que acababa de pronunciar.
- Hay cosas de mí que no sabes y que pueden hacer que tu
opinión sobre mi cambie por completo.
- No lo creo, porque yo también te quiero. – le confesé
en un susurro avergonzado, temiendo que al pronunciarlas en alto se rompiera el
hechizo que había posible que él me quisiera. Nunca había creído en la magia, pero sin duda el amor correspondido era pura magia.
***
- (…)
Estoy dispuesto a hacer lo que haga falta para mantenerte a salvo. Tú eres lo
más importante. No quiero recuperar mi alma si con ello te pierdo a ti. No me sirve un alma si no es para amarte.
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